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Prueba productiva



 

Con el objetivo de incorporar reproductores de genética destacada a los rodeos, el INTA Valle Inferior (Río Negro) estableció un centro de Prueba Productiva de Toros Patagónicos que va por su quinta edición.


Se trata de un sistema que permite evaluar objetivamente el impacto de la genética introducida sobre reproductores producidos en un ambiente típico de la región, en función de las demandas de los productores de esa zona del país.

Según Gabriela Garcilazo, especialista en ganadería del INTA, “los sistemas ganaderos de la Patagonia requieren de un proceso de intensificación en la producción de carne que responda a las demandas regionales, por lo que las actividades que se realizan a nivel de cabañas para la mejora en selección de reproductores y aumento del progreso genético, tienen un impacto en este contexto”.


TOROS A PRUEBA

En los diversos sistemas productivos de la Patagonia, desde el campo de secano hacia el valle bajo riego, un aspecto fundamental es garantizar las condiciones mínimas de manejo sanitario del rodeo y de uso racional del recurso forrajero, con el fin de alcanzar resultados productivos satisfactorios.


“Una vez que dichos aspectos están contemplados, será interesante plantearse la mejora genética del rodeo. Los resultados productivos de la incorporación de genética solo pueden ser posibles si los animales se encuentran en buenas condiciones de salud y son alimentados de acuerdo a sus requerimientos”, continuó Garcilazo.


Bajo tales premisas, esta quinta Prueba Productiva de Toros Patagónicos comenzó en noviembre de 2021 y está evaluando 29 toros de alrededor de 12 a 15 meses de edad, provenientes de 11 cabañas de Río Negro, Chubut y sur de la provincia de Buenos Aires.

En el marco de un convenio con la Asociación Argentina de Criadores de Angus y la Asociación Criadores de Hereford, se evalúa el desempeño de puros de pedrigree, puros controlados o registrados, durante un año, en igualdad de condiciones forrajeras, sanitarias y de manejo.


En este sentido, Garcilazo destacó que “esta prueba permite evaluar objetivamente el impacto de la genética introducida sobre toros producidos en un ambiente típico de la región, lo cual permite mejorar la cantidad y calidad de carne producida”.


De acuerdo con los resultados obtenidos luego de las numerosas evaluaciones se clasifica a los toros de acuerdo a sus cualidades y, posteriormente, salen a la venta en un remate público. De esta manera, remarcó que a partir de esta prueba “los criadores tienen la oportunidad de obtener toros útiles y elegir de acuerdo a las necesidades de mejora en cada rodeo”.


Cómo se evalúan


Las evaluaciones del año están nucleadas en cuatro índices de los cuales tres otorgan el 90 % de los puntos.


Un índice de invernada conformado por la ganancia diaria de peso, área ojo de bife, grasa dorsal, grasa de cadera y grasa intramuscular.

Un índice reproductivo, donde se mide la circunferencia escrotal y calidad seminal.

Un índice fenotípico donde se suma el resultado de tres juras, que están programadas en conjunto con los momentos de finalización de alimentación a pasto, con suplementación estratégica y con una etapa de terminación a corral.

El último índice, que aporta el 10 % restante, está dado por el índice de docilidad. Se trata una evaluación visual que se realiza cuando los animales inician el periodo de prueba y sobre el final de esta.

Estos datos permiten una comparación genética y conforman el ranking final, de manera que se obtiene un ganador y otros destacados por índice.

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