Según estimaciones de Ciccra (Cámara de la Industria y Comercialización de Carnes y Derivados), el volumen de carne vacuna absorbido por el mercado interno en febrero resultó un 10,5% inferior al del mismo mes del año anterior. Así, el consumo aparente de carne vacuna por habitante habría sido equivalente el mes pasado a 49 kilogramos anuales. En comparación con el registro de doce meses atrás, significa un retroceso del 3,2%. Pero si se lo compara con cifras históricas, por ejemplo en el pico de consumo interno de febrero de 2008, la caída fue de casi 20 kilogramos por habitante (alcanzaba, entonces, a 68,9 kg per cápita anuales).
Si bien las condiciones de ese momento, trece años atrás, eran excepcionales en diversos sentidos (proceso de liquidación de existencias de hacienda, menores exportaciones, mejor poder adquisitivo de la población), las cifras actuales son de todos modos muy bajas en comparación a cualquier época anterior. La razón principal es la pérdida de poder adquisitivo de la población frente a la sucesión de aumentos del precio de la carne al mostrador, que aunque en febrero se atenuó (suba del 1,1%), venía a un ritmo acelerado acumulando aumentos del 71% en los últimos doce meses y del 126% si se calcula el aumento del último año y medio (febrero 2021 contra julio de 2019), tal como informa Ciccra.
Si se analiza el origen de esos aumentos del precio de la carne vacuna en carnicerías, en el eslabón previo, en el precio de la hacienda vacuna, se observa un aumento aun mayor al del precio en mostrador. En los últimos doce meses, el precio de la hacienda en el mercado de Liniers trepó 82% (contra el 72 ya senalado de las carnes) y sólo en el últmo mes, febrero, registró un salto del 6,3%. Es decir, que las carnicerías o los frigoríficos no habrían llegado a trasladar todavía el total del aumento de la hacienda en pie a los precios de la carne faenada para el consumo.
El otro factor sustancial para tratar de entender esta evolución de precios es la exportación, destino alternativo de la carne vacuna que «compite» con la demanda doméstica. En los promeros dos meses del año, las ventas al exterior de carne vacuna totalizaron 133,9 mil toneladas (medidas en res con hueso). Con una particularidad que no es menor: el 75% de lo exportado tuvo como destino el mercado de China.
El informe de Ciccra destaca que este año, por primera vez en la historia, en enero se superaron las 48 mil toneladas de exportaciones medidas en peso producto (transformadas a res con hueso, fueron 68,9 mil toneladas), que representan un aumento de casi el 15% con respecto al inicio de 2020. Pero los ingresos en divisas no alcanzaron los 200 millones de dólares, con una caída del 12% en relación a enero de 2020. Se exportó más cantidad pero ingresaron menos dólares, consecuencia de la caída del precio promedio de la tonelada exportada en más de un 20%.
La explicación del fenómeno, aparentemente contradictorio, es que la demanda china es mucho más vasta (menos selectiva) en cuanto a tipo de cortes que las compras, por caso, de los países europeos. Ello baja el precio promedio y hace que la demanda de cortes más económicos compita en forma directa con el consumo local. De hecho, la faena de animales fue levemente mayor en este inicio de año con respecto al anterior, lo cual sugiere mayor producción. Pero mientras las exportaciones crecían pagando menor precio en dólares, el consumo interno cae por el excesivo precio en pesos.
En cuanto a los precios internos, las perspectivas de Ciccra parecieran señalar que van a mantener una tendencia ascendente pese a la caída de la demanda interna. Al menos, el precio de la hacienda seguiría aumentando, mientras que la demanda para exportación, particularmente por la avidez china por las carnes argentinas, al menos garantizaría la salida para el volumen de producto que no absorba el mercado interno.
«La suba del precio de la hacienda en pie en el Mercado de Liniers fue significativo, pero ‘siguió desde atrás’ (es decir, fue inferior) el avance del precio de la invernada», apunta Ciccra en su informe mensual. «A partir de julio de 2019, los productores recuperaron interés por recomponer existencias, y este proceso se extendió hasta el presente (…). Entre julio de 2019 y enero de 2021 el precio de la invernada aumentó a un ritmo de 6,0% equivalente mensual (186,5% entre puntas) y el precio promedio de los animales comercializados en Liniers subió a un ritmo de 5,4% equivalente mensual (acumulando un alza de 157,1% entre julio ’19 y enero ‘21)».
Es decir, que mientras la recomposición de rodeos de invernada aumenta el precio de oferta, la presión de la demanda china empuja los precios hacia arriba. Mal pronóstico para el consumo interno.
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