Creó el único club de fútbol ligado al campo y planea comprar uno en Europa
En la localidad bonaerense de Carlos Casares, Bernardo Grobocopatel fundó Agropecuario en un lugar donde había un lote con maíz; disputa la Primera Nacional y sueña con llegar a la categoría mayor
“Por acá. Arriba”, dice Bernardo Grobocopatel, el presidente y fundador de Agropecuario, el único club de fútbol argentino ligado al agro que está en esta ciudad del centro oeste de la provincia de Buenos Aires. El sueño es pasar de la Primera Nacional a la Primera División.
Los nervios y la tensión que refleja el empresario no son más que los mismos que vive partido a partido en la lucha por colocarse en lo alto del fixture. “Siempre fui un loco del fútbol. Es una pasión con la que se nace, no se hace. Estoy controlado de los nervios, no la paso bien. El día que pierda eso del fuego sagrado, cierro y me dedico al campo o a otra cosa”, asegura mientras contiene una tonelada de emociones y calcula que de 10 partidos o temas relacionados con el fútbol, ocho la pasa mal y solo dos bien.
“Esto no tiene nada que ver con el rey de la soja. ¡Nada! Esto fue de cuatro o cinco locos que me creyeron. Empezamos sirviendo gaseosas en el entretiempo, calculábamos cuánta gente había y le decíamos por teléfono a una chica: ‘serví tantas’, mientras yo andaba con todos los papeles de la AFA porque quería aprender”, narra y repite una frase de su padre, que “para poder mandar tenía que saber, y para poder saber, tenía que hacerlo”.
En medio de la oscuridad de la noche y debajo de las tribunas verdes y rojas se leen algunos carteles publicitarios más asociados al fútbol. Bernardo también reconoce que son pocas las empresas que financiaron a Agropecuario en sus comienzos o que lo siguen haciendo hasta ahora. Aclara que todas tienen vínculo con su actividad productora, amigos del agro y otras tantas que con el tiempo y a raíz de la popularidad del equipo decidieron sumarse al proyecto, a través de intercambio de mercadería como electrodomésticos que venden una fan shop en el centro de la ciudad de Casares.
Así surgió el sponsoreo de Ombú, una empresa de maquinaria agrícola y remolques, Sudamericana Granos, su compañía de acopio, y un patrocinador que lo único que pidió fue que dijera “Carlos Casares” en el centro de la camiseta. Reconoce que el club va rotando sponsors y está trabajando en la captación de compañías fuera del sector agrícola para volverlo rentable. “Nos costó mucho, pero este año fue superavitario. Pudimos vender jugadores y es la apuesta a futuro. Nos falta desarrollarnos en la captación y formación”, reconoce.
“La mayoría de los clientes son futboleros, vienen a la cancha, colaboran con el club, incluso, compran camisetas para los empleados de sus propias empresas. Y me cuentan que sus trabajadores les piden la camiseta de Agropecuario”, agrega con una sonrisa en el rostro. El empresario, aunque trata de separar el fútbol con el agro, le resulta imposible.
“Tengo que agradecer que gracias al agro puedo contar lo que estoy haciendo. Gracias al agro cumplí un sueño. Por ahí lo hubiese hecho igual, pero eso es contrafáctico, difícil de saber”, expresa.
El estadio principal está rodeado por siete canchas auxiliares, gimnasio y cabañas para impulsar las categorías inferiores y el fútbol femenino. “Mi ilusión y mi sueño es llegar a la Primera División”, dice antes de contestar una llamada de su hija Juliana a quien le pregunta “cómo le fue y si hizo gol”. Juliana tenía tres meses de nacida cuando su papá decidió comenzar a construir el estadio en ese lugar donde su madre se cortó un dedo del pie con una caña de maíz, mientras planificaban el proyecto, y tuvo que dejar de amamantar. Por eso, de alguna forma, su hija está ligada con el origen del club.
Si bien asegura sentirse orgulloso de haber fundado Agropecuario en su ciudad natal, donde tienen actualmente 60 casas alquiladas que habitan sus 100 empleados, futbolistas de distintas categorías y cuerpo técnico, también analiza que la primera juegue en otro lado y dejar inferiores en Casares.
Mientras pasan los minutos y los hinchas comienzan a ocupar sus lugares en la tribuna, Bernardo no puede evitar ponerse nervioso. Falta menos de una hora para que comience el encuentro contra Deportivo Güemes y avanzar en la tabla de posiciones.
“Conocí mucha más gente a través del fútbol, de Agropecuario, que en toda mi vida como empresario. Con el fútbol se acerca mucha gente fanática e hinchas. El fútbol no tiene lógica, es una atracción y es inexplicable. Alberto Fernández hizo una nota con el candidato a intendente de Casares y dijo: ah, de ahí es Agropecuario. Sirve de referencia”, indica y aclara que tiene una opinión formada sobre la política.
El 28 de mayo de 2017, Agropecuario consiguió el ascenso a la Primera Nacional. En ese momento, dice, la institución llegó a tener más de 3000 socios, pero después de la pandemia bajaron abruptamente. “Ahora la estamos remando. Por ahí hay 300, a veces 100, 500 o se puede llegar a 1000. Varía”, aclara.
En Uruguay, donde vive actualmente con su familia, Bernardo decidió extender el proyecto. “Fundé un club que se llama Agropunta Football Club. Es parecido a Agro, todavía no está puesto el nombre y legalizado en la IGJ. Estamos en eso. Vamos a poner un pie en Europa también, pero el de Uruguay es de cero, y ahí vamos a arrancar en tercera o cuarta categoría. El de Europa es chiquito. No es tan del ascenso, pero aún estamos en negociaciones”, adelantó.
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